El
texto:
Ilustrísimo
y Excelentesimo Patrón mio la Vírgen de vuestro sueño: con semblante
de africana, desnuda con muchos senos y el pez de oro en vez del Divino
infante está ahora delante de mis ojos.
Tal la hice y tendríais razón en llamarme loco por haber tomado
la comisión con los tiempos que corren. Confieso que sumar el pecado de
herejía mi ya triste alma, no fue sin remordimiento.
Tengo
muy vivo el recuerdo del día en que llegasteis al taller del maestro
Giovanni para encargar vuestra tela a condición de que fueran las
mismas manos que hicieron el retablo de Santa María y los retratos de
los novios Brembati las que la pintaran.
El maestro os indicó a "el Pota": migo, un hombre que había pasado diez años en
los calabozos de los Venecianos como condena de una acción ofuscada.
Que mi historia la conocías me lo dijisteis a solas haberme escogido
por el talento y porque quien ha experimentado la prisión sabe guardar
secretos. Nadie
sabe de mi trabajo y de Vuestra voluntad más que la fiel sirvienta Amel
de quien obtuve la figura de Nuestra Madre y Dios que todo ve. Pero
mucho que pensar me dan esas palabras que anoche dijo fray Paolo el
capuchino al encontrar a Amel en la calle y que ella me reportó esta mañana:
“cara negra de perra” la
injurió como el inquisidor usa llamar a quien adora a la nocturna bruja.
Por esto me apura pensar en
qué sucederá cuando el cuadro esté en una iglesia a los ojos de todos.
Quisiera esperar que esta madre de todos los hombres, como Usted la
intituló en el castillo, mantenga lejos de nosotros a las guardias del
tribunal y la amenaza de la hoguera: ya demasiadas he visto a mi
alrededor.
Aún bajo Vuestra potestad y en la casa de Vuestro Caballero Nappo confío
que la tela pintada y yo pasaremos salvos estos tiempos calamitosos.
Habiéndome remunerado por adelantado y abundantemente del precio
pactado de la obra terminada, me siento en deuda por no haberla
entregado todavía.
Esta es para deciros que será Vuestra en noviembre, que los colores ya
casi se han secado y no tengo nada que agregar. Como demandasteis he
puesto mi nombre, pero al contrario que usted estoy seguro que Dios, por
grande que sea su bondad, no me dará la gracia de la memoria de la
posteridad como pintor, sino como el homicida que por el vicio del vino
y por pasión fui.
Nada
mas diré
que beso las manos de Vuestra Excelencia.
El
fiel servidor de Vuestra Excelencia
Immanuel
Novazio
llamado
"el Pota"
Anno
Domini 1 de septiembre de 1544

agranda
una parte de la carta
|